viernes, 22 de abril de 2011

Nubes


Me disponía a tomar el sol acostado al lado de la piscina, con mis gafas y mi bañador llamativo, que quizás fueron el origen de la pregunta de mi primo pequeño, "vas de guay?", pregunta que inauguraba una tarde de viernes que sabía a domingo.
Mis planes enseguida fueron desbaratados por culpa de las nubes, nubes que trajeron la inspiración.

Me he quedado absorto mirándolas, sus formas cambiantes y cómo se mezclan entre ellas creando belleza. Me gusta tener la capacidad de admirar estas cosas.
El sol de vez en cuando se asoma con aspecto de luna, o quizás me lo parece a mí porque me gusta más el satélite, no lo sé.
Mi hermano, más activo que yo, siempre, busca bichos debajo de las piedras, y los encuentra, a mí no me gustan los bichos, a mí me gustan las nubes.

En el momento en el que he decidido escribir esto he renunciado a seguir mirando el cielo, y seguramente a caer dormido y sumirme en un montón de sueños que quizás me llevarían a una felicidad absoluta.
A veces tienes que renunciar a cosas para llevar a cabo otras, de hecho eso es lo que hacemos todo el tiempo, decidir, elegir y por tanto, renunciar.

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