Sábados grises presididos por mediocridad. Un tweet gracioso y pocas cosas que cantar. La guitarra en el suelo, bien colocada, entre un montón de cosas desordenadas que conforman una habitación.La guitarra en el suelo, bien colocada, preguntaría si pudiera el por qué de que hoy no la hayan acariciado, ni un acorde de buenos días. Alguien se ha asomado por la ventana, comprobando que el mundo seguía ahí fuera, pero no sabía muy bien hacia donde mirar, supongo que ha visto las mismas cosas de siempre. A veces miras algo que has visto un millón de veces y descubres algo nuevo en ello, pero no creo que hoy sea una de esas veces. También puede pasar al contrario, suele ser miopía.
Los días grises son necesarios, supongo que son esos los que te obligan a colorear, como si fuesen uno de esos libros para niños pequeños, tú tienes el poder de convertirlos en lo que quieras. Dicho esto a veces no deseas nada más que dejar el librito en la mesa y pintar otro día, o que se pudran en incoloridad, qué más da.
Un sabio cita a Confucio: “Sólo el cambio perdura” y en realidad eso es de Heráclito, pero la frase me gusta igual.
Dudo que en este momento haya algo mejor que reír, quizás decir algo que provoque risa en los demás. Siempre he pensado que la vida sin música estaría vacía, hoy por primera vez reflexiono sobre esto y pongo el humor a la par que la música y por delante del fútbol, sí amigos, abrid los ojos. En realidad el martes que viene confirmaré si el fútbol es importante o no para mí en estos momentos. ¿Interesado de mierda? Quizás. ¿Egocéntrico? Seguro. ¿Cabrón? No lo creo, de verdad que no lo creo, quizás egoísta, despreocupado, o un poco inútil, pero no cabrón.
Y se ha ido, y es que igual que viene se va, y hace un rato un sábado aburridísimo era una excusa perfecta para hablar, y ahora ya no hay excusas que valgan, y lo mejor es pensar que mañana no me quedaré sin colorear.