domingo, 30 de junio de 2013

Tragedia en tres actos

Parte I

Sólo vemos la tristeza. ¿Qué puedes hacer cuando sólo ves la tristeza en el mundo? Aunque sepas que las cosas bonitas están ahí, que hay cosas alegres delante de tus narices, tú no las puedes ver, y cuanto más miras en busca de ellas peor te sientes al no encontrarlas. La desesperación se apodera de ti y no encuentras una escapatoria porque hay veces que la tristeza está en todos lados sin importar lo mucho que desees que se vaya. No hay aire suficiente para respirar todo lo hondo que necesitas. Tratas de no perder los nervios pero nunca has estado más lejos de conseguirlo. No sabes cuál es el motivo, ni la solución, no hay pensamientos claros en tu cabeza ni acciones en tu cuerpo. Sólo una suma de sentimientos negativos que no sabes cómo tratar. Nada debería hacerte sentir así.

Parte II

Tus gritos me ahogan como ahoga el océano a las gotas de lluvia. No puedo pensar, ni llorar, y tú sigues gritando y me pregunto cuánto tiempo han estado rondando por tu cabeza las cosas que dices. Es tan triste. Somos un espectáculo nocturno en medio de una ciudad apagada y los espectadores desvían la mirada porque ya han visto suficientes tragedias. ¿Cómo reaccionar ante la sugerencia del adiós definitivo? Llega el punto en el que me da igual. Sólo quiero volver a casa, dejar de sentir el asco que desprenden tus enrojecidos ojos cuando se clavan en mi y ya no ven lo que soy sino lo que no soy. Cuando digo que ya no me quieres soy consciente de que no es cierto, pero me lo creo. ¿Cuánto tiempo hace que el odio dejó de ser un juego del amor y pasó a poner el amor en juego?

Parte III

Desde la distancia y con perspectiva todo se ve más calmado aunque estemos hablando de la misma porquería. Me pregunto por qué siempre encontramos motivos para sentirnos mal, por qué somos incapaces de amar, o por qué tenemos esa necesidad irresponsable de prometernos que las cosas irán bien, que lo que ahora nos hace felices no va a cambiar. Nos queremos, pero hemos visto demasiadas películas y hemos escuchado demasiadas canciones de amor en las que lo malo también es bello y poético.
No sé si echo de menos amar u odiar, las peleas o los polvos, no sé ni siquiera si lo echo de menos, pero me arrepiento de todo lo que hice mal como si aún lo estuviese haciendo, como si aún pudiese cambiar las cosas.
Pasamos demasiado tiempo buscando una respuesta correcta que no existe. Esperamos de verdad que analizando a unas cuantas personas y unos cuantos aspectos de nuestra vida demos con la fórmula para ser felices. Creo que es inútil, y ya no me importa demasiado porque hace tiempo que dejé de distinguir entre lo feliz y lo infeliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario