viernes, 4 de mayo de 2012

Pipita

Llegaste al Madrid durante un invierno de necesidades y como complemento de Gago, con apenas una temporada jugada en Argentina (fueron dos pero en la primera, con 16 años, casi no jugaste), tu única carta de presentación, dos goles que valieron un partido en el derbi contra Boca.
Eras del Madrid, creo que incluso viniste al Bernabeu con tu familia cuando eras un niño, y tu sueño se cumplía con tan solo 18 años. Empezaste jugando a ratos, y tus ganas y tu entrega nos motivaron a todos, tanto que se tuvo paciencia durante unos primeros meses de definiciones poco acertadas. Pero tienes ángel, ese ángel que sólo pueden tener los que creen hasta el final, y ya en tu primera media temporada nos diste goles en el último minuto que valieron una liga, la liga de Capello, la liga de la fe, la cualidad de los madridistas.

Al año siguiente volvimos a ganar la liga y, ante Osasuna, metiste el gol que nos la daba,  pero había críticos que seguían hablando de que no eras jugador para el Madrid. Apenas 9 goles, aunque no eras titular fijo y muchas veces jugabas en la banda, todo hay que decirlo. Fue por entonces cuando empecé a defenderte con devoción ante aficionados merengues que no creían en ti, que preferían a Huntelaar, por ejemplo.

Y la temporada siguiente volvías a empezar con dudas sobre tu titularidad, fue un año duro. El año del triplete del Barcelona, al que marcaste en el amarguísimo 2-6. Acabaste la liga con 22 goles y 9 asistencias, siendo el máximo goleador del equipo, reivindicándote ante los críticos y alegrando a los que creían en ti, que no eran pocos, el Bernabeu te quería.

Durante el verano siguiente se fue Raúl. Ruud ya no estaba y vinieron Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzemá,  el francés partía como favorito para el puesto de nueve, pero tu volviste a responder con goles a todas las especulaciones de que no estabas a la altura de ser el nueve titular del Real Madrid. Aunque empezaste bien la temporada, el doloroso momento en el que mandaste el balón al palo tras eludir al portero en la eliminatoria contra el Olympique de Lyon volvió a dar cuerda a la teoría de que no eras jugador para ser titular en el Real Madrid. Como de costumbre te afectaron las críticas, 27 goles en liga, máximo goleador del equipo en esta competición por delante de Cristiano. Segundo en el pichichi, por detrás de ese prodigio del fútbol mundial llamado Leo Messi, que le dió el título liguero al Barça, era el segundo año en blanco.

Y aún quedaba el tercero sin ganar la liga, tercer año en el que volviste a imponerte a Benzemá y a golear a los rivales hasta que la lesión de espalda te tuvo media temporada apartado de los terrenos de juego, cuando volviste eras campeón de copa. Te costó recuperar la forma, pero no los goles, un Hat-trick en Valencia demostró que seguías siendo un matador.

Y con estas idas y venidas llegamos al año presente, y por fin Benzemá está a un nivel excelso, y eso te pone las cosas más difíciles, empezáis rotando, él juega más pero tú tienes minutos, Karim ofrece un juego combinativo más rico que el tuyo, tú das algunos goles que Karim no tiene. Con espacios eres matador, ante rivales cerrados es normal que juegue él, a no ser que no llegue el gol, entonces tú lo puedes meter ante quien sea. La lucha ha sido igualada, pero al final, en el tramo importante de la temporada, has jugado poco. Es curioso porque el Bernabeu te quiere más que nunca, pero ahora también hay más competencia que nunca en el Madrid y supongo que Mou no puede garantizarte que no volverá a pasar, que no volverás a ver como se deciden la liga y la champions desde el banquillo.

Me recuerdas un poco a Raúl, sacas el máximo de lo que tienes, siempre crees en ti, y se nota que defender tu escudo es algo más que tu trabajo y tu hobby, es tu sueño.
 Ahora ese escudo quizás cambie, sé que si eso pasa lo defenderás como si te fuese la vida en ello, pero me gusta pensar, y creo que será así, que siempre serás madridista.
Nos has dado 103 goles en 218 partidos, casi a un gol cada dos partidos, y si miramos tus números en relación a los minutos jugados, la estadística aún mejora. Goles que nos daban ligas, como contra el Espanyol. Goles que mataban ligas, como contra el Osasuna, o el otro día contra el Athletic. Goles que nos permitían seguir creyendo, como contra el Getafe, y goles que nos levantaban de nuestros asientos sólo por la belleza de su forma. Hat-tricks, incluso cuatro goles en algún partido, te llenarán de orgullo, pero sobretodo,de lo que más orgulloso debes estar es de saber que no se te puede reprochar nada.

Si te vas me va a doler, sobretodo porque te vas sin la Champions, estaba convencido de que podía sería tu último regalo al madridismo, y viceversa. Una despedida entre un club campeón y un jugador campeón. Nos conformamos con la liga. Ahora, a la espera de saber con seguridad lo que se rumorea, y por si  ya no nos vemos, muchas gracias. Por darme un motivo para vivir el fútbol con aún más pasión cada vez que saltabas al campo,  por darme la razón cada vez que te defendía, por dejarme momentos de alegría que, en condiciones normales, jamás olvidaré.
Es una estupidez poder pensar que alguien tan lejano a uno mismo puede ser importante, evidentemente no te incluiré en mi testamento, pero joder, el otro día cuando marcabas el gol que nos daba la liga me llamó mi padre, y es porque lo marcaste tú.

Para acabar solo decirte que es la primera y espero que la última vez que escribo algo tan cursi como es escribir una carta abierta a un "ídolo". Y que sepas que vayas al equipo que vayas, ese equipo ganará un seguidor.

Un Pipista.




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