miércoles, 14 de marzo de 2012

Si miran a su derecha verán a Pattie Boyd sentada en un banco en blanco y negro.



No me gusta mucho el sol, nunca me ha gustado. Las nubes grisáceas y la lluvia son un escenario mucho mejor para el dramatismo y la melancolía que acompañan mi vida.
Nunca me ha sucedido nada dramático en realidad, tuve una infancia feliz en Ventimiglia, el dramatismo está dentro de mi.
He sido feliz pues, pero no pretendo serlo.
Recuerdo el verano llegando, ella sacó sus gafas de sol, después del largo y frío invierno, fue un momento que nunca se irá de mi mente, fue como...me recordó a cuándo me estaba enamorando y aún no sabía quererla, me evocó muchas cosas que tampoco entenderíais, el caso es que ese momento es felicidad. El problema es que a mediados de verano echas de menos verla con abrigo y bufanda.
Antes he mentido, no es que no pretenda ser feliz, lo que pasa es que la felicidad viene y va, quizás para que no nos cansemos de ella. Por eso disfruto de la tristeza, porque juega un papel más importante, o al menos más extenso, en la vida.
Soy un egoísta, un egocéntrico. En el mundo me interesa lo que habla de mí, lo que puedo relacionar conmigo. Eso no me hace especial en absoluto, la única gente que no es directamente egoísta es la que es feliz pensando en los demás, lo que significa que también es egoísta. Así lo veo yo.
Siempre he escrito poemas, las chicas piensan que los hago para ellas, pero eso no es del todo cierto, los hago para mí, sobretodo. La musa desaparece, el poema permanece, mi insatisfacción también.
El problema es que no sé distinguir qué es lo que siento y qué es lo que pienso. ¿Siento puramente o me obligo a sentir o a no sentir? Al final intento no pensar en eso y alimentarme de lo que sea que pasa dentro de mi.
¿Me perdonas? Es que no me interesa en absoluto repasar los errores que cometí, sé que soy bueno equivocándome, eso no lo dudo, pero hoy hace sol y me apetece ir en submarino.
Me fui a vivir a Irlanda para danzar bajo la lluvia con una mujer de mirada triste y piernas alegres.

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