sábado, 12 de noviembre de 2011

Nocturno en sí menor

Si cierro los ojos y escucho atento, concentrado, mientras respiro y me calmo, lo veo. Duele pero vive. No entiendo de luces, pero no quiero ser oscuro. Tropiezo y te tiro ¿Sé levantarlo? Lo que aprendí en verano no me sirve demasiado ahora que hay nieve en mi portal. Nunca supe nada del frío aunque me gustase cantar sobre él. Quizás muera pero me he comprado unos guantes y una bufanda. Cada día aprendo, y erro, también. Quizás esta tierra es tan bella porque no tiene mapas. Aprovecho la enfermedad para curar. Tienes muy claro que un castillo de arena tiene que hacerlo una sola persona, que la segunda lo pisa, queriendo o sin querer. Mis castillos de arena no tenían ni forma de castillo, creo que me cansaba rápido de la arena. Me calma tu suavidad. Insisto en ideas que no existen, o que no cuentan, porque son ideas, no actos. Estoy sentado en la hierba, en medio del campo, y miro extrañado alrededor, quiero apoyarme en los árboles que destruí. Abuso de verbos que no quieres oír. Estoy menos asustado ahora. 1999, canciones para mirar por la ventana, o a los ojos. Para mí es más difícil interpretar, todo, no me molesta, sé de tu capacidad de absorción. Preguntar es elegir qué quieres saber. Todo se mueve deprisa para estar quietos. Soy bueno encontrando, pero ahora me concentro en no perder. Me mareo, porque el mundo no tiene respuestas. Sólo escribo porque acariciando cuerdas no podía transmitir lo que quería. Callejones oscuros rodean el lugar, te acompaño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario